El
invierno mantiene a nuestros pies ocultos tras las medias y los
zapatos cerrados y botas... el problema es cuando queremos volver a usar sandalias!
Al descuidar algunos
de estos aspectos podemos notar la piel más áspera, por falta de
humectación y pueden formarse callos o ver cómo se desprende la
piel. Esto es más notable con el aumento de la edad, en áreas como
talones o metatarso (en este caso por mal apoyo) se produce el
engrosamiento continuo de la piel. A veces generan dolor y hasta
llegan a ser motivos de consultas al médico.
Hay casos, como los de hiperqueratosis (engrosamiento muy marcado y continuo) que merecen una visita al dermatólogo o al pedicuro que nos indicarán un tratamiento. Muchas veces la piel se agrieta de tan seca que está... y duele.
Para
evitar estos cambios que son más difíciles de abordar al final de
la primavera, con una belleza de pies al
menos una vez al mes es suficiente.
¿Cómo
funciona? Después de la antisepsia de la zona (antibacterial) se
procede a cortar las uñas y a aplicar un líquido queratolítico o
ablandador. Luego se extrae la piel que se desprende con una cureta y
se realiza un masaje relajante con un toque de reflexología. Al
final se esmaltan las uñas con el color y/o diseño deseado.
Ahora que los pies están más expuestos lo ideal es reforzar la humectación de la piel al menos una vez al día.
Foto (C) Google search.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario